lunes, 19 de abril de 2010

¡¡Otra perrita tamborilera!!

Ya se que estábais todos esperando con ganas de nuevas aventuras, como yo la hora de comer cada día, aunque últimamente estoy algo desganada, será la madurez. En cualquier caso, aquí tenéis este maravilloso relato de mi viaje en el que incluyo una foto con mi pañuelo rojo bordado de tamborilera de Hellín. (Gracias por el pañuelo Cens, estás siempre en todo).

Al final le cogí el gusto pero debo reconocer que, aunque soy admirada en mi familia por mi valentía, a pesar de mi raza; cuando llegué a casa de los “abus” en Hellín, me asusté bastante al salir del coche cuando me crucé, medio dormida aún por el largo viaje sin parada (eh Alber, que me hacia pipi), con una pandilla de energúmenos vestidos de negro provocando un estruendo cual cacerolada argentina en tiempos del corralito financiero.
De todas formas poco a poco fui acostumbrándome al sonido del tambor, empezando primero por hacerlo sonar despacito en casa y más tarde en el fragor de los pasos de semana santa. En años venideros seguro que si me porto bien me llevan a ver alguna procesión nocturna, aunque también me lo paso bien con el “abu”, es muy simpático conmigo y al final nos quedamos durmiendo los dos viéndolo todo por la tele al calor de las brasas. La Semana Santa en Hellín ¡ES GENIAL!